El hombre y su interacción con la Divida Trinidad
Siempre que hablamos de la Divina Trinidad, tratamos de definirla según su concepto teológico, aunque debemos llevarla más allá, es decir; nuestra relación intima con Dios, o dicho de otra forma con la Divina Trinidad debe ir no sólo en armonía, sino de manera dependiente de el Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, por lo que nuestro deber debe ser llevar del papel a nuestra vida a la Divina Trinidad.
En el capítulo 6 del evangelio de Mateo, muestra y ejemplifica la relación que debemos tener con nuestro Padre, si con la primera persona de la Divina Trinidad, con Dios. Nuestra relación intima con el Padre debe basarse en la comunicación, hablar con Él en lo secreto, no es que nos encerremos bajo 5 llaves para así orar, sino que preparemos un momento donde no seamos interrumpidos ni molestados, para pasar un tiempo de “calidad”. Un caso especial, podríamos citar a Enoc, el mismo al que Dios llevó, dice algo importante “Caminó Enoc con Dios” , quiere decir que tuvo esa comunicación, esa comunión especial, se ganó el favor de Dios para no ver muerte por la comunión y la relación que tenía con Dios. Otro caso es el que encontramos en Daniel 10:11, solo las palabras de “Varón muy amado”, más que un elogio a un mortal, que escucha a un ser sobrenatural, la única respuesta está en el capitulo 1, porque propuso en su corazón no contaminarse ni con la comida, si eso lo procuraba en la comida ¿Cómo sería entonces con la vida cotidiana? Sencillo, dependencia de Dios.
La comunión con el Padre como Jesús nos lo mostró es por medio de la oración, una oración, misma que debe ser de manera natural y a su vez darle la reverencia que requiere tal acto, pues es con Dios con el que nos comunicamos a través de ella, esa misma nos respaldara en público. Si mantenemos esa comunión por medio de la oración, es un hecho que nuestra vida dará testimonio por si sola, al pasar tiempo con Dios nuestra vida cambia, nuestro ministerio será respaldado por Dios y siempre que lo necesitemos estará ahí.
Nuestra relación con el Hijo, va más allá de que le aceptamos como nuestro Salvador único y personal, claro que eso es muy importante para nuestra fe, pero no se queda sólo ahí. Jesús que es la segunda persona de la Trinidad, que es Dios, se evidencia en la oración celestial de Apocalipsis, en Juan 1 y el Génesis 1, puesto que los ángeles lo adoran y toda lengua confesará que Jesús es el Señor, ¿Pero como nos relacionamos con Jesús? Primeramente no es que nosotros nos relacionemos con Él, sino que el se relacionó con nosotros cuando murió por nuestros pecados, es nuestro salvador y nuestro mediador, además nuestro maestro, maestro en la oración, nos condujo como debemos orar, nos fue ejemplo de orar, la oración preparada en un lugar privado para no ser distraído y tener un trato mas intimo con el Padre. Fue un ejemplo vivo de la ley de Dios, fue tentado en todo y hallado siempre sin pecado. Debe ser nuestra inspiración para mostrarnos todos los días victoriosos del pecado y de la carne, fue embajador del reino de los cielos, misión que nos heredó; fue la acción del amor de Dios, atendiendo al necesitado, al pobre, al enfermo, al lunático, al que no tenía paz ni esperanza.
Demos andar como el anduvo, intachable, irreprensible, siempre en amor. No se escondió en una burbuja para no contaminarse, sino que en medio de la gente se notaba que era diferente, nosotros debemos andar como hijos de luz, como es digno de él. Salvador, maestro, mediador, Dios, Santo,, son sólo algunas cosas que lo describen y deben definirlo en nuestra vida.
El Espíritu Santo como la tercera persona de la Divina Trinidad, actúa de forma directa en el que ha nacido de nuevo, por ello es una experiencia indispensable. Vemos en el libro de los Hechos como 1 varón que le negó, si Pedro, y 10 todavía más cobardes que huyeron, junto con otros 109 varones, sin contar mujeres y niños son transformados por poder del cielo, se levantan y trastornan mas de una nación, aclarando que el Espíritu Santo no es el poder que usamos, sino el poder que nos usa, que le pedimos al Padre y el Hijo nos lo proporciona.
Esa experiencia es la que cambia una vida de manera tal, que podemos ser un agente de cambio para nuestro entorno, viviendo en comunión con Dios, para qu8e las señales que prometió que seguirían a los que creyeren sean manifestadas.
Por eso la importancia de la relación de un hombre con Dios no se sustenta en ir el domingo a la iglesia, sino de una comunión completa con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; con la Divina Trinidad, con Dios.
CESAR DAN
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Quìén soy?
Hola! ¿Quién soy? sòlo se que tengo que levantarme y trabajar, pero algo se me olvida más no me acuerdo; tqngo que viajar por el mundo, peleando y sufriendo para sobrevivir, pero se que algo me falta, viajo por este mundo sin sentido con temor que el hombre me haga daño mis pies me guían, no sé a dónde, las piedras me hacen tropezar. Se que alguien me acompaña, màs no recuerdo quièn es. LLegando la noche -al dormir en mis sueños- alguien me recuerda quien soy y recuerdo quien me acompaña
!!Gracias Jesucristo!!
Lalo
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Lalo
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